La llegada del invierno tiende a modificar lo que se consume y el estilo de vida en general. Es común sentir más hambre y la necesidad de ingerir más calorías para enfrentar las inclemencias del clima.
Esto produce un desequilibrio en la proporción de nutrientes, por el exceso de harinas blancas, azúcar, grasas de tipo saturadas y poco aporte de minerales y vitaminas propias de las verduras y frutas. Sumado a la vestimenta abrigada, que disimula los rollitos extras, hace que sin darnos cuenta se pueda llegar a incrementar entre tres a cinco kilos.
El frío genera un ascenso en el gasto energético, sin embargo este aumento no es significativo, por lo tanto, no se justifica comer porciones mucho más abundantes. No se debe exagerar con el aporte extra de calorías durante el invierno. Sólo se necesitan 100 ó 150 calorías adicionales.
Por otra parte, es una erronea creencia pensar que consumir más calorías permiten mantener la temperatura corporal. El metabolismo se regula y adapta a las diferentes temperaturas.
Más allá de todo lo expuesto, algunos creen que el invierno es la estación ideal para no engordar e, inclusive, para empezar un régimen alimenticio. Si cualquier dieta parte ahora, existen más posibilidades que se consiga el objetivo de adelgazar de forma saludable, ya que el cuerpo se habrá preparado paulatinamente al cambio antes del verano.
Consejos para mantener el equilibrio y no elevar la balanza
1.- Tomar abundante líquido: Este hábito no es fácil de seguir en los días de frío y lluvias, no obstante, es importante hidratarse con al menos 1 ó 1.5 litros al día. Se puede combinar el agua con infusiones como té, mate o agua de hierbas.
2.- Evitar alimentos procesados: Lo recomendable es optar por las comidas hechas en casa, con bajo contenido de azúcar e hidratos de carbono. Una alternativa para no abusar de chocolates o golosinas es preferir frutos secos (un puñado pequeño) como almendras, avellanas, nueces o pistachos, ya que aportan nutrientes y fibras de mejor calidad.
3.- Dormir bien y realizar actividad física: Es aconsejable tener hábitos de sueño saludables, es decir, dormir entre 7 y 8 horas diarias. Del mismo modo, no se debe abandonar los hábitos deportivos. Lo idóneo es hacer ejercicios tres veces por semana, como mínimo, durante treinta minutos. Otro punto muy importante es evitar las frituras y suplirlas por preparaciones a la plancha, al horno o al vapor.
4.- Optar por el consumo de sopas: Un secreto para no quedar con hambre es preferir por las sopas como entrada. Eso sí, se deben evitar las que tienen crema y elegir por las que contienen vegetales, sobre todo las de hoja verde.
5.- Controlar las porciones: Lo principal es tener cuidado con las raciones. Si se usan platos más pequeños es más fácil medir las calorías y la cantidad de alimentos. Se aconseja comenzar por la verdura o comer una fruta antes de la comida principal. La fibra y el agua que aportan los vegetales ayudan a controlar el tamaño del plato.
6.- Preferir los alimentos de la estación: Las frutas y verduras propias de los meses más fríos como naranja, mandarina o brócoli contribuyen nutrientes indispensables y son fuente importante de vitamina C, la que es clave para el sistema inmunológico y protege de enfermedades frecuentes de este periodo como la gripe o resfríos.