Quien haya pasado tan sólo unas pocas horas como varios días en la cama de un hospital o clínica lo habrá experimentado: no es lo mismo que descansar o dormir en la cama propia. Y esa sospecho llevó a la ciencia a investigar el porqué. Los pacientes en el hospital duermen mucho menos, se despiertan con más frecuencia durante la noche y se levantan más temprano que en sus casas, de acuerdo con un estudio de Holanda.
Estudios previos también habían asociado los problemas para dormir en los hospitales con peores resultados para los pacientes, pero pocos estudios a la fecha habían medido exactamente la duración del sueño, según publican los autores en JAMA Internal Medicine.
El equipo analizó datos de unos 2.000 adultos que habían pasado una noche en 39 hospitales de ese país.
En promedio, los pacientes durmieron 83 minutos menos que en su casa y también se despertaron unos 44 minutos antes a la mañana. Esto no es nuevo: los pacientes se suelen despertar tres veces por noche en el hospital, comparado con dos veces en el hogar.
"Los factores que más les alteraron el sueño fueron el ruido de otros pacientes, los dispositivos médicos, el dolor y la necesidad de ir al baño", escriben los autores sobre los resultados.
Pero esos no fueron los únicos motivos. "Los pacientes no podían dormir porque, por ejemplo, les preocupaba que su cónyuge con demencia estuviera solo en casa, sus mascotas, o si iban a poder asistir a la boda de su hija", dijo el autor principal, doctor Prabath Nanayakkara, del Centro Médico de la Universidad Libre de Ámsterdam. "La mayoría de las veces no habían conversado esto con el personal del hospital", agregó.
Más de dos tercios atribuyó la falta de sueño a causas externas, pero sólo el 36 por ciento lo comunicó. La mitad de los pacientes tenía 68 años o más y la mayoría había permanecido internado más de una noche.
El 26 por ciento había estado en una habitación privada, el 26 por ciento había compartido la habitación con otro paciente y, en el 41 por ciento de los casos, habían sido tres o más pacientes, aunque la cantidad no pareció influir en la calidad del sueño.
El 17 por ciento había usado fármacos para dormir en el hogar. Los problemas para dormir en casa no variaron por edades, aunque en el hospital eran más comunes en los adultos mayores que en los más jóvenes.