La compulsión a lavar cualquier alimento que llegue a nuestras manos puede traer efectos contrarios a los buscados. La contaminación cruzada y las intoxicaciones son los motivos más importantes para tener en cuenta. Pero, en algunos casos, también se pueden quitar sus nutrientes o volverlos inservibles para cocinar.
Mirá cinco que, según nutricionistas, no convienen ser lavados:
Huevos
“La cáscara tiene una cutícula muy fina que ejerce como barrera protectora natural para separar la yema y la clara de la cáscara y allí se encuentra la salmonella”, explica la licenciada en nutrición Natalia Vincent.
“Con la presión del agua, esta cutícula se puede romper, con el riesgo de generar una contaminación”, explica Lluís Riera, director de la consultoría española de seguridad alimentaria y del agua SAIA. Además, agrega, “tampoco eliminará la salmonella”, agrega.
Carnes
En el caso de las carnes rojas, la propia sangre que sueltan contiene muchos microorganismos que se pueden esparcir al entrar en contacto con el agua. “Lavando la carne roja lo único que haces es extender las bacterias”, agrega Riera.
Si se trata de carnes blancas, el agua tampoco elimina los microorganismos y, según la Organización de Consumidores y Usuarios de España, incrementará el riesgo de propagación de la bacteria causante de la gastroenteritis.
Lo mismo ocurre con el pescado. Además, “si se coloca en remojo se puede arruinar la carne”, completa Riera. Sí, “se pueden sacar las escamas usando un poco de agua”, agrega.
Congelados
Sumergir el producto para acelerar el proceso de descongelación no está recomendado. “De esta forma, se sube la temperatura de ciertas zonas del alimento, con lo que se puede favorecer el crecimiento de microorganismos”, explica Riera. “Si en este proceso usamos agua fría, puede ser adecuado”.
Hongos
“Las variedades que no son demasiado carnosas deben lavarse para que no queden restos de tierra”, explica Albert Pujols, jefe de cocina del restaurante Cocina Hermanos Torres en Barcelona.
Si, en cambio, se lavan los champignones, “les puede salir moho y, además, al ser como esponjas quedan mal al cocinarlos”, añade Pujols.
Frutas frescas
“Siempre deben lavarse antes de pelarlas”, recomienda Vincent. Pero, una vez que se les quitó la cáscara es contraproducente. “Porque se les quitarás todo el jugo que ha soltado al cortarla, y es ahí donde están las vitaminas”, dice Pujols.