Es posible que luego de una noche con unas cuantas copas de más, a algunos les queden ganas al día siguiente de ir al gimnasio a sudar la resaca, pensando que es lo más recomendable para limpiar el cuerpo de una noche de exceso con el alcohol. Una mala idea que puede tener consecuencias.
Unas horas después de un exceso de alcohol, este provoca acidosis (acumulación de ácido) que, sumada al ácido láctico que se produce por el ejercicio físico, lleva a un aumento de riesgo de lesión muscular que, además, no se encuentran en su mejor momento y necesitan de reposo.
Pero este no este el único riesgo: ir al gimnasio en plena resaca también incremente el riesgo de accidente cardiovascular. Al no haber descansado lo suficiente, la frecuencia cardiaca al inicio del ejercicio físico es superior a la habitual.
Además, con resaca el nivel de deshidratación es alto ya que el alcohol inhibe la hormona que controla la reabsorción de agua. Esto puede llevar a sufrir calambres un cansancio superior al habitual.
El alcohol, también provoca una vasodilatación que provoca pérdida de temperatura corporal por lo que, pese a que estemos en verano, invita a abrigarse más de lo habitual.
¿Cómo recuperar la rutina?
Los que saben aconsejan, en caso de haber bebido más alcohol de la cuenta la noche anterior, optar por ejercicios más relajados como caminar o hacer bici de forma ligera.