Si con frecuencia tenés una palabra “en la punta de la lengua” pero no llegás a recordarla, no te desanimes. Según la ciencia, es mucho lo que se puede hacer para que el cerebro siga funcionando a la perfección, incluso con el paso del tiempo.
Así como nos dedicamos a entrenar el cuerpo, la cabeza también requiere de cuidados especiales. Cambiar algunos de nuestros hábitos diarios a tiempo es fundamental para fortalecer la memoria.
De acuerdo con un informe de la BBC, uno de los primeros pasos para mejorar el funcionamiento de este órgano tan complejo es realizar ejercicio físico de manera regular.
¿El motivo? Cuando nos movemos aumenta el proceso conocido como sinapsis, es decir, la comunicación que se establece entre dos o más neuronas, y se fomenta así la formación de nuevas células.
Para que los resultados obtenidos sean cada vez mejores los especialistas aconsejan ir cambiando el lugar donde uno se ejercita, y memorizar nuevas palabras o conocimientos a medida que se avanza. Según diferentes estudios, esto ayudaría a que el cerebro fije mejor estos aprendizajes.
Pero sin una dieta equilibrada, nada de lo anterior tendrá sentido. Eso sí, además de comer variado, es importante que los alimentos que ingerimos a diario contengan grasa para estimular el funcionamiento de las células del cerebro.
Descansar y mantenerse curiosos, las reglas de oro
Todos hemos vivido en carne propia la necesidad de tomar vacaciones de manera urgente. Pero quizás lo que muchos todavía desconocen es el motivo por el que cortar con la rutina es clave para que el cerebro no nos abandone.
Y es que si bien nuestra cabeza puede soportar niveles altos de estrés, llega un punto en el que la exposición prolongada al mismo puede llegar a interferir en su correcto funcionamiento.
Irnos de viaje nos da la posibilidad de descansar las funciones de la cabezaque utilizamos a diario, dando lugar a que se activen otras diferentes. En los casos en los que no se pueda escapar de la ciudad, realizar ejercicios de relajación es una buena técnica para evadirse.
Dormir bien, y en lo ideal en ambientes oscuros, es otro de los imperativos para tener una memoria de acero. Diferentes investigaciones han demostrado que los que descansan correctamente por las noches, retienen mejor los conocimientos que han adquirido durante el día.
Pero los que quieran llegar hasta la tercera edad con una cabeza bien despierta, no pueden olvidar que la curiosidad es el mejor estimulante para todas sus funciones. Por eso, estar siempre abierto a aprender nuevas disciplinas (como pintura, idiomas, música, entre muchas otras) es otra buena iniciativa para que el cerebro no se oxide, y por ende tampoco la memoria.