Al resultarnos algo casi automático, es difícil que prestemos atención a nuestro caminar. Es que se trata de un comportamiento que incorporamos de pequeños y desde entonces ha sido parte central de nuestra motricidad; está registrado en nuestra memoria corporal.
Pero, cuando sentimos alguna molestia o tenemos algún problema que nos dificulta el caminar, volvemos a tomar consciencia de lo complejo que es, en verdad, mantenerse de pie.
Además, las rutinas en las que estamos insertos y, fundamentalmente, la costumbre, pueden estar generando un caminar que no es bueno para nuestra postura. Por eso, es mejor que podamos corregir esos errores antes de que aparezcan molestias.
Además, las rutinas en las que estamos insertos y, fundamentalmente, la costumbre, pueden estar generando un caminar que no es bueno para nuestra postura. Por eso, es mejor que podamos corregir esos errores antes de que aparezcan molestias.
- Inclinar el torso hacia adelante o hacia atrás: Esto es muy común, especialmente en las personas mayores. Para evitarlo imaginá que un hilo te recorre por dentro y alguien tirara de él por encima de tu cabeza. Tené presente alinear tu cabeza y tu pelvis.
- Encorvar los hombros: Éste también es un error muy frecuente al caminar. Colocá los hombros en su lugar, bajalos, y expandí el pecho.
- Llevar los brazos muy rígidos: Deberían acompañar el movimiento de forma suave y no tensionada.
- Abultar el vientre hacia delante: Hay personas que parece que llevaran la barriga hacia afuera mientras caminan. La postura más correcta es mantener una leve contracción en el abdomen, y rotar la pelvis ligeramente hacia adentro.
- Pisar con todo el pie: Lo más recomendable es pisar desde el talón hacia la punta de los pies.