¿Qué es lo que pasa en la cabeza de una persona fanática de algún deporte que en algún momento puede llegar a agarrarse a las trompadas, insultar y gritar en un estadio? Lo que sucede es el fanatísmo una acción desmedida de las pasiones.
Esto es, la adhesión incondicional a una causa, sin límites ni matices, hasta el extremo de realizar cualquier tipo de acción en su favor, incluso matar o morir por ella. Es un fenómeno tan viejo como la humanidad, pero no hace tanto que los científicos de diversas disciplinas se han dado cuenta de que hay mecanismos idénticos de asunción individual del fanatismo, más allá del contexto social, político o religioso en que actúa cada uno.
Los hinchas de un equipo de fútbol, por ejemplo, obtienen un gran placer cuando su equipo gana, pero esta sensación se multiplica si la victoria es inesperada, ya sea porque el contexto racional invitaba a desechar la posibilidad –el equipo colista que vence por sorpresa al líder– o porque el transcurso del acontecimiento deportivo también había conducido a desestimar la posibilidad de victoria –la remontada final tras tener el partido perdido–. En esos momentos excepcionales se libera mucha más dopamina y se experimenta una felicidad considerablemente más intensa.
El neurólogo y master en neurociencias, Hugo Valderrama, explicó en LT10 que "el fanatismo no es bueno y la pasión se transforma en una creencia que se transforma en desmedida y llega a afectar la capacidad de razonamiento. La capacidad para entender la realidad y al mundo se altera. Por eso se dan formas de pensamiento distintas. Por ejemplo la dicotomía. Se ve todo blanco o negro. Estás conmigo o en contra".
Por otro lado el profesional dijo que se mezcla lo cultural con lo personal y biológico. Todos los seres humanos tienen la capacidad para moldear la opinión. Si tomamos la base genética todos los cerebros estan predispuestos a caer en el fanatísmo pero las características culturales de una persona hacen también a la predisposición para que esto ocurra o no.
En otro momento de la charla el especialista explicó que el fanatismo no se considera una enfermedad y que es probable que el fanatismo no se cure. Se puede tratar pero la persona que tiene estas características seguramente se hará fanático de otra cosa antes de dejar de serlo del todo.
Qué es la dopamina
La dopamina podría jugar un importante papel en los procesos cerebrales que conducen a los comportamientos fanáticos, independientemente de la forma en que se expresen. Las neuronas que manejan la dopamina están muy relacionadas con las emociones que experimentamos y se activan cuando el organismo obtiene placer con alguna acción. Pero, y esto es un descubrimiento clave, lo hacen en mucha mayor medida cuanto más inesperada sea dicha recompensa, como la llama la neurociencia. Solemos pensar en el placer como algo muy vinculado a contextos como las relaciones sexuales o la buena comida, pero hay muchas más motivaciones, y algunas de ellas son las que lindan con el fanatismo.