La Medicina china suele recurrir a la práctica del análisis de la lengua muy a menudo, y lo mantiene desde hace siglos. Allí, el método también tiene que ver con que en el pasado la gente se avergonzaba mucho de desvestirse delante de un médico. De todos modos, la lengua sigue dando muchas pautas sobre nuestro organismo.
Por un lado, está surcada por nervios conectados al cerebro y otros órganos. Si hay algo que no está funcionando bien, a veces también se lo puede ver en la lengua.
Los colores, la clave
Sin necesidad de preocuparse, a menos que sean coloraciones permanentes, estos son los cambios que podrían denotar ciertos signos de alarma sobre la salud. Como siempre, ante la mínima duda, consultá a tu médico.
Por lo general la lengua es de un color rosa pálido y tiene ciertas asperezas en la superficie. Si tuviera en cambio un tinte fuertemente amarillo, podría ser un indicio de algún tipo de malestar hepático o biliar. Si tomara un color amarronado, todo podría apuntar a un trastorno digestivo.
El gris podría implicar cierta anemia y el azul, un problema pulmonar. Los resfríos o los problemas intestinales o estomacales bien pueden provocar una capa blancuzca sobre la lengua.
"No está científicamente explicado qué procesos bioquímicos generan los cambios de color en la lengua", explica René Gräber. El especialista observa que los niveles de acidez podrían ser la causa. Por ejemplo, si la bilis, que ayuda a digerir las grasas, se desequilibrara por alguna enfermedad, los ácidos también pierden su nivel habitual: "Eso podría explicar el aspecto amarillento de la lengua", observa Gräber.
Un estudio de 2015 indica que los cambios en el procesamiento de aminoácidos podrían llevar a que apareciera una capa marrón sobre la lengua durante una gastritis.
¡No hay que preocuparse!
No hay que asustarse. Es normal que el color de la lengua cambie por períodos breves. Ni hablar si se come alguna fruta o verdura que tiñen todo, como la remolacha o las moras.
De todos modos, sabiendo que hay muchos cambios pasajeros, nunca estará de más controlarse la lengua con regularidad delante del espejo. Si hay un cambio que demuestra ser permanente, consulte a su médico. Lo ideal es hacer estas observaciones con luz natural e inmediatamente después de levantarse de la cama, cuando la lengua aún no fue afectada por los trajines del día.