El corazón y cerebro, son dos órganos que se complementan, y se necesitan uno al otro. Cuando los vasos sanguíneos que conectan el corazón y cerebro están “limpios” y la sangre fluye libremente hacia el cerebro disminuyen las probabilidades de ataques cerebrales. A su vez, el cerebro junto con el resto del sistema nervioso es el que controla que todo funcione coordinadamente. Incluso, el corazón.
Por esto te sugerimos 10 hábitos que te ayudarán a mantener sana la relación entre corazón y cerebro, así como la conexión entre los otros componentes de nuestro cuerpo
1. Dieta, corazón y cerebro
Una dieta baja en sodio pero rica en frutas, carnes blancas, pescado, verduras, lácteos sin grasa y granos integrales fortalece el corazón y el cerebro. Este tipo de alimentación contribuye a mantener en buen nivel la presión sanguínea, el colesterol y el azúcar en sangre.
Si además se logra mantener un peso adecuado y se realiza actividad física moderada de forma regular, como indicamos a continuación, ambos órganos trabajarán de manera óptima.
2. Ejercicio, moderado pero permanente
Las funciones cerebrales y cardíacas aumentan cuando hacemos ejercicio. La falta de actividad física contribuye al envejecimiento cerebral. El corazón también sufre porque sus procesos se hacen más lentos.
A la hora de hacer ejercicio, basta una buena caminata, ejercicios moderados o yoga durante 30 minutos al día para mejorar el funcionamiento de ambos órganos.
3. El milagroso Omega 3
Este ácido poliinsaturado baja el colesterol y favorece la memoria. El salmón, las sardinas y el atún son los pescados con mayor cantidad de estos ácidos grados. También los encontramos en las algas, huevos, nueces y las semillas de linaza. Comer estos alimentos a diario será muy saludable para el corazón, el cerebro y el organismo en general.
4. Reír, la mejor terapia
Al corazón y al cerebro el acto de reír les aporta ingentes beneficios: mejora la circulación, la presión arterial y disminuye el estrés. Es uno de los hábitos con resultados más inmediatos, en cuanto a beneficios se refiere.
5. Meditar, una práctica acertada
La meditación es otro hábito que beneficia al corazón y al cerebro. Es una forma de relajación que disminuye los niveles de cortisol, la hormona que genera el estrés, mejora el estado de ánimo e impulsa el optimismo. A la vez, se reduce la atención arterial y se genera bienestar general.
6. Mirar la vida en positivo
Una actitud positiva ante la vida solo aporta beneficios al organismo.El corazón y el cerebro no son la excepción. Se eliminan los pensamientos negativos que generan ansiedad, estrés y hasta depresión. Además, la sensación de bienestar y el optimismo alivian las tensiones.
7. El juego, todo un placer
Pocas cosas son más placenteras que jugar. Si estos juegos además ejercitan el cerebro el beneficio es mayor; los juegos de palabras incrementan la capacidad cerebral y el cociente intelectual. Mientras jugamos nos relajamos, la presión disminuye y el corazón se alivia.
8. Música, pasatiempos y algo más
El hábito de escuchar música o tener un pasatiempo estimulan el bienestar general. Estas actividades influyen en la relajación como aspecto determinante para mejorar la salud y el funcionamiento de los órganos. Como consecuencia, el corazón funciona de manera adecuada y el cerebro se oxigena.
9. Dormir lo suficiente
El sueño aumenta la formación de mielina, necesaria para el mejor funcionamiento cerebral, fortalece las conexiones neuronales y transforma la memoria de corto a largo plazo. Contrariamente, no dormir incrementa la presión arterial, la frecuencia cardíaca, el colesterol y los riesgos de insuficiencia cardíaca.
10. Evita el tabaco
Los efectos de la exposición al cigarro perjudican a todos los órganos. El corazón y cerebro no son la excepción. Fumar endurece las arterias y aumenta el riesgo de padecer aterosclerosis, eleva la presión arterial y disminuye la oxigenación de la sangre.
Estos 10 hábitos que benefician a tu corazón y cerebro no solo mejorarán su funcionamiento, sino que incrementarán el bienestar general. Vale la pena ponerlos en práctica como una manera de lograr mejor calidad de vida.