Ana María Alurralde tenía 59 años y el sábado apareció asesinada adentro de su auto en avenida General Paz y callejón Las Mandarinas, en el paraje El Chaquito. Fue D.F. de 66 años, su pareja durante las últimas dos décadas.
La denuncia sobre la desaparición de Ana María había sido radicada el viernes por su presunto asesino, por consejo de su cuñado, el juez federal de Reconquista Aldo Alurralde.
En sede policial, el marido de la víctima había denunciado que cuando se levantó ni ella ni el auto estaban en la casa que compartían en barrio Schneider. En la primera declaración, dijo que su mujer le había dejado una nota avisándole que había salido a mostrar la casa de su madre que se encuentra a la venta.
Pero la investigación avanzó y policía hizo peritajes dentro de la vivienda: durante el procedimiento, se secuestró esa nota con letra dudosa para ser peritada. Además, las pruebas con Luminol revelaron rastros de sangre se habían intentado lavar por completo.
Esas inconsistencias hicieron que D.F. quedara demorado. Una versión indicaba que al momento de declarar confesó que mató a su mujer a golpes en su casa, luego le puso una bolsa en la cabeza, la cargó en el automóvil, arrojó el cuerpo en un callejón y luego abandonó el automóvil. Sin embargo, esta mañana la fiscal del caso, Ana Laura Gioria, desmintió esa versión.
A partir del femicidio de Ana María, volvió a tomar relevancia un hecho que ocurrió en 1988 y que nunca fue aclarado: el detenido, que será imputado en la mañana de este lunes, fue también pareja de Marta Romero, una profesora de Educación Física desapareció hace 30 años y nunca más fue encontrada. Por esa desaparición nunca hubo ningún detenido.
En diálogo con El Cuarto Poder, Aldo Alurralde, hermano de la mujer asesinada, dijo que nunca sospechó de la pareja de su hermana: "Si hubiera tenido la mínima sospecha, ya hubiera actuado en su momento", reflexionó. Además, sobre el antecedente anterior de este hombre, el juez dijo que "siempre cuando lo relataba decía ser una víctima de la desaparición de su mujer", uno de los hechos más misteriosos de los últimos tiempos en Santa Fe.
"Al no haber sido condenado ni nada, obviamente que uno tampoco puede hacer una condena fuera de la justicia si no se tienen elementos", expresó Alurralde. "Si él hubiera tenido una condena por femicidio, mi hermana todavía estaría viva porque nunca se hubiera acercado a un hombre con esos antecedentes".
Si bien Alurralde manifestó que Ana María nunca contó haber sido golpeada por su pareja, la violencia que sufría era psicológica: "Es una persona que la ha manipulado todos estos años, la ha ido aislando de sus amistades de toda posibilidad de independencia, de hacer lo que a ella le gustaba. La fue apartando con sus celos y su actitud manipuladora, y el resultado es este", sostuvo su hermano.
"Ahora es la Justicia la que se tiene que encargar y averiguar lo anterior" concluyó el juez federal de Reconquista sobre la desaparición de Marta Romero, hecho que lleva 30 años sin resolverse y por el cual su madre y su hija todavía piden justicia.