El accidente cerebrovascular (ACV) es una enfermedad que, en la Argentina, se estima se produce cada 9 minutos y constituye la primera causa de discapacidad permanente en las personas adultas. Las secuelas son varias y cada una requiere un tratamiento específico, pero tratarlas de forma temprana permite evitar la discapacidad a largo plazo.
La espasticidad es un trastorno motor del sistema nervioso que genera un aumento del tono muscular, afecta la movilidad de los pacientes y constituye una secuela motora importante del ACV. Se estima que entre el 20 y el 30 por ciento de las personas que sufrieron un ACV puede desarrollarla, a la vez que los estudios muestran que, entre los 3 y 18 meses posteriores a un ACV, las lesiones cerebrales pueden causar un cambio en la remodelación muscular que conduzca a desarrollar una forma grave de espasticidad.
Sin tratamiento, en general, a los 3 meses el 27% de los pacientes desarrolló espasticidad y, a los 6 meses, esa secuela ya afecta al 58% (15% de ellos en forma grave). Sin embargo, las herramientas diagnósticas de las que se disponen actualmente permiten pronosticar el desarrollo de la espasticidad con alta sensibilidad y especificidad, dando lugar a su tratamiento precoz.
Cómo afecta la espasticidad
La doctora Mercedes Molinuevo (M.N. 92.810), médica especialista en Medicina Física y Rehabilitación, explicó: “La espasticidad afecta la postura y el movimiento. Puede presentarse en niños o adultos, dependiendo de la causa o lesión que la provoca. Si bien es una condición desconocida por muchos, es muy frecuente en pacientes con lesión neurológica”.
“Se observa en niños con parálisis cerebral, en personas que han sufrido un ACV, o una lesión medular o encefalocraneana, o presentan una enfermedad neurológica como esclerosis múltiple”, detalló Molinuevo, presidenta de la Sociedad Argentina de Medicina Física y Rehabilitación (SAMFyR).
La espasticidad es una condición que, si no es tratada a tiempo, ocasiona la pérdida de la capacidad funcional en general e impacta notablemente en la calidad de vida.
“Puede ocasionar dificultades para el desarrollo de las actividades de la vida y rutina diaria como vestirse, higienizarse, alimentarse, entre muchas otras. Puede también generar dolor crónico, trastornos para conciliar el sueño y, en algunos casos, generar un síndrome depresivo”, afirmó el doctor Gastón Espinet (M.N 134.778), médico especialista en Medicina Física y Rehabilitación.
Qué hacer después de haber sufrido un ACV
Los especialistas señalaron que tras padecer un ACV, lo primero que debe hacer un paciente es recibir atención de manera inmediata para poder reconocer y evaluar el cuadro. En una primera etapa, la de la urgencia en la que el paciente arriba al centro de salud, es atendido por el médico de terapia intensiva y el neurólogo. Una vez estabilizado, requiere de una atención y equipo multidisciplinario donde intervienen fisiatras, fonoaudiólogos, terapistas ocupacionales y kinesiólogos, que trabajan conjuntamente con el médico neurólogo.
En el caso de la espasticidad como secuela, si bien es una condición que no tiene cura, tiene un tratamiento que permite reducir su impacto y Molinero indicó: “Existen distintas opciones terapéuticas para tratarla y evitar o disminuir las complicaciones que conlleva. Requiere control y tratamiento interdisciplinario por parte de médicos fisiatras, equipos de rehabilitación, kinesiólogos, terapistas ocupacionales, fonoaudiólogos. El uso de medicación miorrelajante, toxina botulínica, uso de férulas, terapias de rehabilitación para mejorar los patrones de movimiento”.
La espasticidad en sí misma no puede prevenirse, pero una vez instaurada la lesión neurológica lo que se puede hacer es evitar que empeore. “Es importante la detección temprana y no demorar el tratamiento porque, al ser una condición que no tiene cura y es crónica, tiende a empeorar si no se la trata de forma oportuna y correcta” explicó Espinet.
El especialista también aclaró: “El médico fisiatra puede ser consultado directamente sin necesidad de derivación. Debemos tomar conciencia de la importancia del tratamiento temprano de las secuelas, ya que esto permite reducir su impacto y que el paciente pueda alcanzar una mejor calidad de vida”.