Este martes, desde la Confederación de Asociaciones Rurales de Santa Fe emitieron un comunicado manifestando su preocupación por "el abandono de parte del Estado Provincial".
Desde la organización rural, Sara Gardiol dialogó con LT10 señaló que "cuando te ofrecen créditos te ponen muchas condiciones. Hay 40.0000 millones, pero para quienes producen realmente y está pasando por una situación puntual no hay nada. Somos un sector que ha aportado mucho al país, ahora necesitamos nos ayuden a nosotros. "
La referente del campo remarcó que "no hay acciones puntuales. Siempre toman los reclamos y después no nos dan una respuesta. Creemos que debemos bregar que tienen que ser atendidas para el sector. No es nada extraordinario".
El pedido
El país atraviesa una de las más crudas sequías en años. Una enorme superficie y una gran cantidad de productores agropecuarios están padeciendo sus consecuencias, en muchos casos, devastadoras", comienza el texto.
La provincia de Santa Fe está teñida de color rojo de punta a punta: su territorio ha sido el más afectado y, por ende, no hay actividad agropecuaria que no esté comprometida. Sabido es, por la potencia del campo para traccionar otras actividades en cada localidad, que las consecuencias negativas de esta catástrofe ya se están derramando en cada rincón de la provincia y se irán acentuando con los días, resintiendo la actividad económica e impactando en el entramado social.
A esta altura de los acontecimientos, la desatención de las autoridades ante la crisis es evidente. En la provincia, la emergencia y/o desastre agropecuario se declaró en enero de 2022: llevamos 14 meses de desidia gubernamental.
A nivel nacional, el ministro de Economía anunció, el 31/01/23, con mucha pompa, un “paquete de medidas para la sequía”, herramientas limitadas previstas por una vetusta ley de emergencia agropecuaria de reducido alcance. Aun siendo pobres los anuncios, poco y nada se cumple hoy en día.
Hay que ser explícitos: si la AFIP no ha sido contemplativa con los productores, como así tampoco lo es el Banco de la Nación Argentina, a contramano del objeto fijado en su Carta Orgánica, no es por cuestiones burocráticas o técnicas, ni siquiera por incompetencia de los funcionarios. Después de innumerables notas, reuniones y gestiones desplegadas por las entidades representativas de los productores, la actitud de sendos organismos refleja la de un gobierno nacional al cual no le interesa el campo, salvo para expoliarlo de sus recursos o para atacarlo.
Ignorar al campo u hostilizarlo es la consigna, de lo contrario no se comprende la prórroga en plena sequía de la Comunicación A 7600, que se implementó en septiembre del año pasado en momentos de la puesta en marcha del dólar soja, y por la cual se estableció una tasa de interés más elevada para aquellos productores que tienen almacenado más del 5% de soja y trigo, medida discriminatoria y extorsiva por cuya eliminación se solicitó intercesión al Ministro de Economía Sergio Massa, al Secretario de Agricultura Juan José Bahillo, y al Gobernador Omar Perotti, infructuosamente.
Hostigar al campo y exprimirlo, porque no se concibe que se le apliquen derechos de exportación a los productores agrícolas que están cosechando migajas de lo invertido.
El presidente de la Nación Alberto Fernández no ha nombrado a la sequía durante meses, y recién se acordó de invocarla por estos días para excusarse ante el FMI por no cumplir con las metas convenidas. Mientras tanto, los productores santafesinos seguimos esperando que nuestro Gobernador Omar Perotti nos represente, al menos en la crisis, exigiendo a la Nación lo que por mandato le compete, de manera ineludible, sin mezquindades ni especulaciones.
El campo santafesino, que tanto aporta a la provincia y a la nación, pareciera que está librado a su suerte, desamparado, sin asistencia sustancial por parte de la provincia, ni económica ni operativa, lo cual desnuda problemas de gestión indisimulables.
El campo santafesino padece una dirigencia política que no da respuestas inmediatas ni atinadas ante el desastre. Muchos políticos se han conmovido por las imágenes de los vacunos caídos en el norte provincial, pero dicha aflicción no ha tenido, como correlato, respuestas acordes para mitigar el drama.
Aquí también somos claros: la inacción de la dirigencia política no es inocua, el impacto de la sequía sería mucho más atenuado si se hubiese actuado con acciones concretas en los momentos oportunos. Ese desatino imperdonable lo vamos a padecer todos los ciudadanos, de esta provincia y de este país.
La gente de campo en Santa Fe se siente frustrada, enojada, por impotencia y por el ninguneo, algunos estarán desesperanzados, otros se sentirán abandonados, varios se están fundiendo. A las entidades, a sus dirigentes, nos toca la enorme responsabilidad de canalizar esos sentimientos, esas realidades.
Autoridades y dirigentes hemos coincidido en una consigna, “que no desaparezcan más productores”. El objetivo no se cumplirá si la indiferencia del Gobernador y de todos aquellos que tienen responsabilidades sobre nuestras vidas persiste.
Las entidades agotaremos todas las gestiones que estén a nuestro alcance, porque es nuestra obligación intermediar ante las autoridades, pero los dirigentes somos productores que padecemos los mismos sentimientos citados. De los diagnósticos y de las reuniones ya estamos colmados.
Le hablamos a toda la clase política, a quienes son parte del oficialismo y de la oposición, a quienes son parte del Poder Ejecutivo y a quienes integran el Poder Legislativo, tanto sea de la provincia como de la nación, y también a aquellos que no ocupan cargos pero tienen influencia y actividad. Los instamos que dejen de ser observadores y comentaristas y se conviertan en protagonistas.
Peticionar y gestionar es nuestra obligación, pero dar respuestas es responsabilidad de todos ustedes. Asuman el rol que les toca y sus responsabilidades.