Hay una leyenda que grafica el temor a los avances tecnológicos con gran elocuencia. La historia nos remonta al año 1896, cuando en un café de París los hermanos Lumiere proyectaron un cortometraje de 40 segundos titulado La llegada del tren a la estación. La fábula cuenta que los espectadores —que desconocían los encantos del cine— huyeron despavoridos cuando la locomotora se acercaba a ellos en la pantalla. A casi 130 años de aquello, la máquina que asusta tiene otro nombre: inteligencia artificial (IA). Eso sí: hay algunas razones válidas para tenerle miedo.
Un estudio reciente de Pew Research Center aborda los temores provocados por los avances de IA. La conclusión principal es que los sentimientos negativos hacia esa tecnología aumentaron este año, conforme se desplegaron múltiples desarrollos, que consiguieron gran popularidad, con ChatGPT de OpenAI a la cabeza.
La revolución de la inteligencia artificial
La firma de análisis PRC realizó encuestas para examinar el impacto de la IA en el ánimo de las personas. Tal como indicamos, los sistemas basados en esa tecnología se propagaron exponencialmente en 2023. El punto de partida puede establecerse en noviembre del año pasado, cuando OpenAI lanzó ChatGPT a nivel general. En la movida también aparecen otros sistemas, como Google Bard; la propuesta de Microsoft a través de Bing; Meta LLaMA; y los generadores de imágenes como DALL-E, Stable Diffusion y Midjourney.
La revolución de la IA es liderada por los chatbots. Un brevísimo resumen para desprevenidos: son sistemas que operan con modelos de lenguaje, capaces de realizar con eficiencia tareas que hasta hace poco eran exclusivas de los humanos. Por ejemplo, redactar textos (incluso poéticos), hacer resúmenes, resolver ecuaciones, mantener conversaciones naturales, responder consultas de los usuarios, etcétera.
Por su parte, los generadores de imágenes trabajan con instrucciones. A través de prompts —así se llama a las órdenes que dan los usuarios— pueden crear fotos de toda especie. Muchas de ellas se viralizaron y fueron consideradas como ciertas; entre ellas las del Papa Francisco con una larga campera blanca. Esa escena no ocurrió, sino que fue creada en forma sintética.
El miedo a la inteligencia artificial, en cifras
Los que siguen, son algunos de los resultados más notables del relevamiento.
El 52% de los consultados están más preocupados que entusiasmados por el creciente uso de la IA. Esta cifra implica un aumento del 14% respecto a los datos recogidos en diciembre, cuando se realizó el estudio anterior.
Apenas el 10% de los encuestados dice estar más entusiasmado que preocupado.
Un dato interesante: la incomodidad ante los avances en IA aumenta en los grupos que tienen más conocimientos acerca de esas tecnologías.
Aunque los más jóvenes también manifiestan preocupaciones, sus opiniones tienden a ser más positivas que las de las personas de mayor edad. En ese orden, aquellos que han oído “mucho” sobre la IA tienen más probabilidades de estar preocupados que en diciembre: la ansiedad supera el entusiasmo (47% frente a 15%) entre ese grupo, en comparación con el 31% preocupado frente al 23% entusiasmado el año pasado.
Entre los sentimientos negativos que provoca la IA en crecimiento se menciona la ansiedad y la preocupación.
“La preocupación por la IA supera el entusiasmo en todos los principales grupos demográficos”, indicaron desde Pew Research. Cabe señalar que las encuestas fueron realizadas en Estados Unidos y que, si bien los datos deben circunscribirse a ese país, las conclusiones resultan interesantes para graficar una realidad que se replica a nivel global.
Para cerrar con la fábula que abrió este repaso: no todos los habitantes del mundo a fines del siglo XIX escaparon de la locomotora que se acercaba a ellos desde una pantalla, sino los espectadores en aquel café parisino. Sin embargo, es posible que muchos otros, en aquel entonces, también hayan hecho lo mismo: salir corriendo, aterrados ante el avance de la máquina.