Según la Organización Mundial de la Salud, desde 1975, la obesidad se ha casi triplicado en todo el mundo. En 2016, más de 1900 millones de adultos de 18 o más años tenían sobrepeso, de los cuales, más de 650 millones eran obesos. Un reciente estudio de Unicef, reveló que la Argentina está entre los 5 países de América Latina con niveles más altos de sobrepeso en los niñas y niños menores de 5 años. El sobrepeso alcanza al 12,6% de las personas de esa edad. En el informe, el país también sobresalió por el alto porcentaje de niños y adolescentes de entre 5 y 19 años con obesidad, que alcanzó el 16,9%.
Con el objetivo de generar conciencia de esta amenazante situación, una alianza de referentes de prestigiosas organizaciones civiles vinculadas al sector de la salud, difundieron un documento conjunto que explica la complejidad del abordaje de la obesidad, promoviendo dejar atrás estigmas, preconceptos y subestimaciones sobre qué la causa y lo que representa su tratamiento.
Este posicionamiento evaluó las causas que explican el desarrollo del sobrepeso y la obesidad, y exploró 15 posibles caminos para frenar y revertir su desarrollo. El documento, que propone abordar a la obesidad como un problema social, para lo que se requiere un abordaje desde múltiples perspectivas, es el resultado de un ciclo de diálogos entre expertos bajo la consigna “Obesidad, la necesidad de una política integral”, una iniciativa que se comenzó en 2022.
“Estamos convencidos de que la obesidad es una enfermedad y que debe ser reconocida como tal, pero inclusive es una problemática más compleja, que requiere otro tipo de discusiones y una mirada social, más amplia que la perspectiva estrictamente médica. Por eso, nos propusimos trabajar colaborativamente para identificar sus causas y explorar aquellas posibles medidas para contribuir a contrarrestarla”, explicaron los autores del documento.
La evidencia del impacto de la obesidad en la salud general es abrumadora: incrementa el riesgo de desarrollar diabetes y otros problemas de salud física y mental como hipertensión arterial, enfermedades respiratorias crónicas, enfermedad renal, cardiovascular, hepática y algunos tipos de cáncer, ansiedad, depresión, además de tensión en las articulaciones, disminución de la capacidad de movimiento y trastornos del sueño, incluyendo apneas, entre otras, sumadas a la estigmatización, discriminación y bullying. Pero también tiene un impacto significativo en la economía de un país y en el desarrollo de su capital humano.
“Este informe intenta ser un llamado de atención, porque los niños y niñas de hoy tal vez sean la primera generación, en un siglo, que tenga una expectativa de vida inferior a la anterior y -en buena medida- eso se debe al desarrollo de enfermedades crónicas, muchas de las cuales son disparadas por el sobrepeso y la obesidad. Hoy se sabe que la obesidad genera o empeora muchas otras enfermedades, en algunos casos inclusive dificulta su tratamiento”, sostuvo Silvia Fernández Barrio, presidente de AEPSO, organización que también acompaña a personas con obesidad.
En la misma línea, la profesora Judit Laufer, presidente de la Federación Argentina de Diabetes, describió que “cuanto mayor es el exceso de peso y mayor el tiempo que la persona vive con él, mayor es el riesgo de desarrollar enfermedades crónicas: está demostrado que los hombres con obesidad tienen casi 7 veces más probabilidades y las mujeres más de 12 de tener diabetes que los adultos con peso normal″.
Múltiples causas y consecuencias
Persiste la percepción social, e inclusive entre algunos profesionales de la salud, de que la obesidad es meramente el resultado de las elecciones individuales relacionadas con la dieta y el ejercicio. Los autores del documento remarcaron que tratar la obesidad como una elección de estilo de vida no ha logrado detener su avance en Argentina y en el mundo; la ciencia de la obesidad es más compleja que eso y hoy se conoce que su desarrollo implica una combinación de factores ambientales, sociales, culturales, biológicos, psicológicos y genéticos.
La Organización Mundial de la Salud estima que el consumo promedio diario de alimentos per cápita en el mundo en desarrollo ha aumentado en 400 calorías, pasando de 2405 kcal en 1985 a 2850 kcal en 2015.
En niños y adolescentes, las cifras crecen de manera alarmante: más del 40% tiene sobrepeso y obesidad en Argentina. Además, la obesidad dejó de estar asociada a países y personas de ingresos altos. Por el contrario, es cada vez más un problema de las poblaciones más vulnerables.
Cómo enfrentar los desafíos
Hay países que están tomando cartas en el asunto a través de políticas como impuestos a alimentos poco saludables y etiquetado frontal, cuya ley se sancionó y reglamentó en Argentina el año pasado. Los gobiernos, con un apoyo multisectorial que incluya la voz de la sociedad civil, pueden tener un papel clave en el abordaje de este desafío para la formulación e intervención de políticas en sectores de agricultura, medioambiente, transporte, educación, fiscal y salud, considerando las siguientes propuestas:
1. Fortalecer la educación y la información nutricional en todos los ámbitos, desde la edad escolar.
2. Modificar la enseñanza en el pregrado de las carreras asociadas a la salud en las universidades, dándole mayor lugar a la obesidad y su abordaje. Esto debería incluir el uso apropiado del lenguaje y las imágenes para que no resulten estigmatizantes.
3. Ofrecer educación terapéutica: para que pacientes, familias y entornos tengan información acerca de la obesidad, sus consecuencias, formas de prevención, alimentación saludable y actividad física. Para lograrlo, como ya existe en la diabetes, se necesitarán educadores capacitados y reconocidos en el ámbito prestacional
4. Monitoreo de programas: contar con sistemas de información unificados que permitan conocer y monitorear los distintos programas que se llevan a cabo a nivel local en todo el país. Además, se debe facilitar a la población el acceso a información clara y de calidad sobre alimentación saludable y factores de riesgo, entre otros.
5. Acceso a productos saludables: trabajar en medidas y formas para que la población pueda obtener productos saludables, ya que las frutas y verduras son proporcionalmente más costosas que la comida industrializada.
6. Acceso a actividad física: asegurar los mecanismos e incentivar a los ciudadanos para que puedan ejercitarse en lugares públicos y trasladarse activamente sin riesgos.
7. Impuestos y subsidios: gravado impositivo de los alimentos poco saludables y subsidio a los saludables.
8. Limitar la publicidad de alimentos no saludables a través de una serie de regulaciones y políticas.
9. Considerar el urbanismo: realizar una mejora y rediseño urbanos mediante la promoción del transporte activo y el diseño y disponibilidad de espacios para favorecer la actividad física.
10. Combatir la estigmatización social.
11. Considerar la obesidad como enfermedad y tratarla como tal. Diseñar políticas de prevención y programas integrales de cuidado y desarrollar equipos preparados.
12. Adaptar la atención y las tecnologías en función de las necesidades de los pacientes con obesidad.
13. Abordar la obesidad de manera interdisciplinaria, integral y escalable.
14. Mejorar la clasificación a través de otros parámetros que vayan más allá del índice de masa corporal (IMC), como el sistema de estadificación de la obesidad de Edmonton (EOSS).
15. Garantizar el acceso de la población al tratamiento de la obesidad, independientemente de su condición socioeconómica. Esto significa el acceso a todo medicamento y tratamiento aprobados y con evidencia científica, incluyendo los tratamientos quirúrgicos en los casos indicados.
“Estamos convencidos de que la obesidad no debe ser vista solo como una enfermedad, sino también como problema social que tiene que ser abordado desde múltiples perspectivas, confluyendo en iniciativas centradas en las personas, que faciliten y hagan posible acceder y utilizar en su totalidad las herramientas de las que el sistema dispone hoy para enfrentar esta epidemia”, concluyeron los autores del documento.
El documento ha sido elaborado en forma independiente por el Instituto de Política, Economía y Gestión en Salud, la Asociación Civil para el Enfermo de Psoriasis, la Asociación Civil Sostén y la Federación Argentina de Diabetes, con apoyo de Novo Nordisk Pharma Argentina S.A.