La soledad y la depresión van en muchas ocasiones de la mano en los adultos mayores y no tan mayores. Existen tratamientos farmacológicos y factores como las visitas y compañía de seres queridos que reducen el riesgo de depresión y mejoran su estado. Sin embargo, la actividad física tiene un papel protagonista para regular la depresión en adultos mayores, tanto por las cascadas que generan en la fisiología como por la pertenencia a un grupo y conexión social que se dan.
Adultos mayores, actividad física y depresión
La depresión es la principal causa de carga de enfermedades relacionadas con la salud mental a nivel mundial y afecta aproximadamente a 300 millones de personas en todo el mundo. Debido a esta carga social, la comunidad científica ha buscado identificar factores relevantes que disminuyan el riesgo de depresión en la población adulta.
Las diferentes revisiones sistemáticas y metanálisis informaron un menor riesgo de incidentes de depresión o probabilidades de presentar depresión en adultos y adultos mayores que realizan actividades físicas.
Se ha estimado que el riesgo de incidentes de depresión es entre un 16% y un 31% menor para los adultos y un 21% menor para los adultos mayores que participan en actividades físicas, especialmente en intensidades moderadas a vigorosas.
A mayor actividad física, menor depresión
Uno de los puntos claves de los últimos años fue el cambio de estilo de vida que surgió con la pandemia de COVID-19, donde se demostró que cuanto más tiempo pasaban los adultos mayores practicando actividad física de moderada a vigorosa, menor riesgo tenían de presentar síntomas depresivos.
Esos hallazgos son secundados por otras investigaciones que han revelado reducciones del riesgo de depresión en un 18% para aquellas personas que realizan la mitad de la actividad física recomendada por la OMS, y de 25% menor para los adultos que cumplían con esas recomendaciones (150 minutos de actividad física de moderada a vigorosa, o 75 minutos de actividad física vigorosa a la semana).
Además, el 11,5% de los casos de depresión podrían haberse evitado si los adultos menos activos hubieran cumplido con las recomendaciones de actividad física.
Recomendaciones de actividad física para reducir la depresión en adultos mayores
Un nuevo estudio publicado a principios de enero de 2024 en la revista Sports Medicine recoge datos de más de 20 países y más de 62.500 personas en las que evaluaron la actividad física vigorosa y más de 56.500 personas en las que evaluaron la actividad física de ligera a moderada.
Observamos que la actividad física de cualquier intensidad y la frecuencia semanal se asoció fuertemente con un menor riesgo de depresión en los adultos mayores. En particular, realizar actividad física de ligera a moderada o vigorosa al menos una vez por semana ya era un fuerte protector contra la depresión en los adultos mayores. Además, una mayor frecuencia de actividad física se relacionó con una protección aún mayor contra la depresión.
Por lo tanto, un poco de actividad física a la semana, sea cual sea la intensidad y el volumen ya ayudarían a prevenir y tratar la depresión en adultos mayores. Si le añadimos más frecuencia y volumen, la protección frente a la depresión es mayor.
Las razones van desde los mecanismos fisiológicos que se suceden en nuestro cuerpo con la actividad física, hasta los factores psicosociales que albergan la autoestima, conexión social y propósito. En una gran cantidad, los adultos mayores se sienten solos, ya sea porque están solos realmente o porque así lo sienten aunque tengan personas alrededor.
La actividad física puede conectarlos a otras personas y sacarlos de esos días interminables en los que no tienen un propósito. Las autoridades competentes deberían tomar estos datos para potenciar el aumento de actividad física en grupo, ya sea cuidar un jardín, un salón para bailar o cualquier aspecto que una movimiento y conexión social.