A esta altura, Cristian González espera y desespera, ya que no tiene los refuerzos que espera por la inhibición y, más allá de las negociaciones, todavía no hay resolución. Si bien hubo ventas importantes, casi todas fueron en cuotas, entonces lo que entró no alcanzó para cumplir con todo, como la deuda con Gustavo Munúa, que creció por el incumplimiento en los pagos.
El reclamo era por 300.000 dólares, pero la cifra ahora ascendería a casi el doble por penalidades y lo que se pediría para enviar el libre deuda a FIFA. Un fuerte dolor de cabeza para todos en el mundo rojiblanco y por eso no hay caras nuevas, por más que haya llegado José Vanetta, que es más bien una apuesta y no una solicitud de Kily.
Se esperaba que llegue el dinero de la transferencia de Mauro Luna Diale sea la llave para destrabar la situación, pero las tratativas siguen muy complicadas. En un momento Unión planteó pagar un monto menor y en cuotas, algo que desde el otro lado rechazaron. Quieren todo junto y ahí radica la traba.
Un tema en el que Luis Spahn todavía no puede tentar al represente del técnico uruguayo, Pascual Lezcano, que es quien encabeza todo y solicita en base a lo firmado. Si bien Unión tiene hasta el 31 de agosto para incorporar, los tiempos se acortan y el técnico se tiene que arreglar con lo que tiene e incluso pierde piezas, con recambio muy limitado, poniendo en jaque todo lo bueno que se viene haciendo.