"Seguimos inhibidos, es la realidad y cansa", dijo el DT de Unión, Cristian González, en conferencia respecto al complejo escenario que atraviesa el club por una inhibición que todavía no se puede levantar. Si bien tiene el compromiso de parte de la dirigencia de que se resolverá, el tiempo pasa y no puede tener los refuerzos que pretende para potenciar el plantel.
En pocas palabras, se viene arreglando con lo que hay y así y todo pelea entre los primeros, pero claramente no alcanzará para dar el plus, sobre todo cuando haya bajas por lesión o suspensión. Ahí es cuando se nota la falta de recambio. Entonces, otra vez el técnico le tiró la pelota a la dirigencia, que no puede llegar a un acuerdo con el representante de Gustavo Munúa, Pascual Lezcano.
Como ya lo informó Diez en Deportes, la deuda ascendería ya a una cifra cerca a los 600.000 dólares producto de las penalidades y lo que pediría el empresario para enviar el libre deuda a FIFA. Desde la comisión buscaron los caminos para destrabarlo, por ahora sin éxito, por más que haya entrado dinero por las ventas.
El tema es que mucho fue en cuotas y no alcanzó para cumplir con todo. Lezcano no quiere saber nada con que el abono sea segmentado; quiere todo junto y ahí estaría el problema producto de las restricciones del país sobre los dólares. En pocas palabras, un fuerte dolor de cabeza.
Se espera que en este fin de semana pueda existir humo blanco y que el presidente Luis Spahn le brinde la noticia que tanto está esperando a Kily, para que desde el lunes Unión no figure en FIFA, pero la realidad es que el escenario está muy complicado, en un mercado de pases que recién cerrará el 31 de agosto. Todavía hay tiempo, pero el campeonato sigue y las exigencias demandan de un plan inmediato.