Fútbol - Por César Carignano

Domingo 19 de Junio de 2016 - 08:52 hs

"Argentina, con paternal autoridad"

El historial es lapidario, irrevocable, incuestionable. Solo una vez Venezuela pudo vencer a la Argentina. Solo una vez en una veintena de encuentros. Pero este deporte hace de la dinámica uno de sus tesoros, una de esas claves que modifican el estado de las cosas constantemente, burlándose de la quietud, de la estabilidad.

En consecuencia, analizar este partido desde los frívolos números sería caer en facilismos. Porque la mayoría de los jugadores estelares de la vinotinto juegan en el viejo continente, y porque era junto al equipo de Martino el menos goleado del certamen hasta esta cita. No obstante lo citado, era claro el favoritismo de la albiceleste. Más aun con el regreso desde el arranque de Su Majestad.

Finalmente la realidad, juez supremo, comenzó a expresarse con el pitazo del azteca Roberto García.

Todo se inició acorde a lo pensado. Un equipo proponiendo y el otro intentando controlar espacios para atacar vacíos. El esquema bolivariano se tradujo en la soledad de Rondón en ataque y en el bloque conformado por sus nueve compañeros tras él.

La formas de desamarrar esa barrera eran dos: la pelota larga sobre los laterales argentos que buscaban recibir en los huecos que generaban las diagonales de Gaitán y Messi, y los pases incisivos por lo bajo para que Higuaín controle y apoye en el buen pie de sus colegas.

Con una asistencia barcelonista del 10 que confluyó en el momento y el lugar preciso con la fenomenal diagonal del 9 se abrió el marcador. Golazo. Por construcción y definición. Y con una asistencia intelectual del cerebro táctico de este equipo, Mascherano, que con una presión exacta impulsó al error, el delantero de Napoli halló otra clara opción y resolvió conforme a su actualidad.

Abrumador y contundente Argentina. Hasta aquí. Sin embargo, una relajación momentánea le dio vida al rival que en un par de errores casi convierte. Ambos fallos fueron de Romero, quien al igual que contra Chile, se encargó en enmendar sus macanas, incluso atajando un penal. En medio de ambas situaciones, y en la única de elaboración propia, el palo izquierdo de Chiquito impidió el gol. Los de Dudamel tuvieron sus opciones para entrar en partido, pero no las aprovecharon.

El complemento encontró al combinado rioplatense agazapado para lastimar contratacando, dejando venir al oponente. Para ello el mejor de todos se cerró y Augusto ocupó la banda. Las salidas precisaban vértigo interno, y de ese modo llegaron los otros goles. El de Lionel, para seguir escribiendo gloriosas páginas en su carrera, y el de Lamela, tras otra asistencia de galera y bastón de la Pulga. El tercer error grosero del fondo nacional fue capitalizado por Rondón para descontar, justo antes de que Erik ponga cifras definitivas. Mala salida de Funes Mori y cabezazo del centrodelantero justo en el lugar que habitualmente cubre el zaguero.

De allí al cierre, el tiempo corrió pausado, calmo, del mismo modo que circuló la pelota entre los pies celestes y blancos. Otamendi fue impasable. Mercado volvió a mostrar su enorme crecimiento. Mascherano fue el estratega posicional. Higuaín se reencontró con su amado cómplice y Lio alcanzó a Batistuta, completó noventa minutos, generó un penal que no le cobraron y dirigió la función. El rival fue Venezuela, claro está, ni más ni menos. Y si estuvo cerca de la reacción fue por desaciertos puntuales de nuestro fondo, y cierta subestimación del contrincante. Principales puntos a corregir en lo inmediato.

De la mano de su Messías nuestra escuadra ganó en el mismo estadio donde a D10S le cortaron las piernas. Y en vísperas de un día tan particularmente precioso para todo hijo, el elenco del Tata, en claro acto de justicia histórica y emocional, se impuso con paternal autoridad.

 

 

Fuente: LT10