En el interminable loop que es la discusión económica en la Argentina, se recicló la polémica por el cálculo del costo de vida, luego que desde Gobierno nacional se instaló la idea de que las empresas remarcaron los precios por encima de parámetros razonables y ahora ajustan en base a promociones que ocultan la real caída de la inflación.
Fue el propio presidente, Javier Milei, quien planteó el tema: “Si los precios de los bienes se pudieran computar de manera correcta dadas las promociones la inflación estaría en un dígito”.
Este punto fue uno de los que tensó la cuerda en la reunión que el ministro de Economía, Luis Caputo, mantuvo en la semana con los representantes de las principales empresas alimenticias.
Paulatinamente se van conociendo más detalles de un encuentro que poco tuvo de una conversación amena y que generó cruces.
Tanto es así que primero fue Caputo el que hizo público en un tuit esta diferencia y luego Milei se preocupó en enfatizarlo durante una entrevista periodística. No fueron declaraciones aisladas. Fueron dardos directos.
Milei dijo que “las empresas subieron los precios muy fuerte y ahora corrigen con el 3x2 o 2x1. Entonces te queda marcado el precio (de lista) cuando en realidad está bajando”.
Tan fuerte es el impacto de esta práctica comercial por parte de las compañías que el presidente aseguró que en caso de poder extractarse este fenómeno la inflación “ya sería de un dígito”.
“A muchas empresas les pasó que pricearon (pusieron precios) sus productos esperando un escenario catástrofe que no se materializó. Hoy tienen precios de lista muy altos que la gente no convalida mayormente y que ya han empezado a bajarlos, pero vía promociones, del tipo ‘60 pct de descuento en la segunda unidad’ o hasta 2x1″, señaló Caputo.
El ministro insistió en que “estos descuentos, si bien no los capta el Indec por su modalidad lógica de medición por unidad, son una clara señal de desaceleración inflacionaria”.
De acuerdo a la metodología publicada por el Indec, “cada encuestador busca en cada punto de venta el artículo que cumpla con las especificaciones y las condiciones establecidas y que sea el más vendido” para captar el precio, pero no tiene en cuenta las promociones que puedan realizarse sobre el producto en la góndola o en la caja, ya sea por variedad o cantidad.
Desde el sector supermercadista explicaron que “si bien las promociones se visualizan en los súper, en rigor son acciones de las empresas proveedoras que conscientes de que los consumidores no homologan sus listas de precios buscan (sin resignarlas) paliar la caída del consumo”.