En los primeros minutos del partido ante Gimnasia de Mendoza por la Copa Argentina ya se notó que Cristian González no estaba conforme con lo que veía en Unión. Era estar constantemente dando indicaciones. Ni hablar luego del gol de Luis Silba, que demandó de un esfuerzo mayor para remar de atrás.
Lo bueno es que el equipo reaccionó y lo empató con Bruno Pittón, pero igual el funcionamiento no era el ideal ante un rival que, con mayoría de suplentes, lo incomodó y le cortó los caminos. Aunque fue más por impericias del Tate, que se repitió en malas decisiones.
Cuando parecía que todo deparaba en los penales, Nazareno Solís le clavó un puñal sobre la hora para la victoria del Lobo y eliminación del Rojiblanco en el debut. Un golpe durísimo, ya que de esta manera se quedaba fuera del otro certamen del primer semestre.
Visiblemente enojado, Kily prefirió llamarse a silencio, pese a que siempre habla luego de los partidos. Síntoma de que algo no estaba bien. Se le bajó el telón así a esta parte del año sin cumplir objetivos: clasificar a la fase final de la Copa de la Liga y el pase a los 16avos de final de la Copa Argentina.
Por si fuera poco, los hinchas que viajaron a Junín reprobaron e insultaron. Un crédito que se sigue agotando en medio de las dudas que genera este final. El presidente Luis Spahn lo respaldó y el técnico tiene contrato hasta diciembre, pero siempre se depende de los resultados y, hasta ahora, los números a Kily no le cierran.