La Iglesia de Santa Fe ha iniciado la causa de beatificación y canonización de la hermana Cecilia María de la Santa Faz, una carmelita que falleció en 2016 tras una lucha contra el cáncer.
La noticia fue confirmada por el arzobispo de Santa Fe, monseñor Sergio Fenoy, quien, a través de un edicto, declaró oficialmente el inicio del proceso. La causa se centra en la fama de santidad que ha crecido desde su muerte, a raíz de su ejemplo de fe y la viralización de una fotografía suya en la que se la veía sonriendo pacíficamente en su lecho de muerte.
En diálogo con LT10, el Padre Andrés Rodríguez, quien es uno de los impulsores de la causa, explicó: “Se comienza con el proceso diocesano, que realiza la Iglesia para reconocer la santidad de alguno de sus hijos. Esta es la primera instancia de este proceso, que lleva su tiempo, pero es un motivo de alegría porque cada santo hace de algún modo presente algo del rostro de Jesús”.
Esta primera instancia se lleva a cabo a nivel local y luego pasa a Roma. Según el arzobispo, el 23 de febrero se dará inicio al proceso diocesano, en el cual se recogerán testimonios, se estudiará la vida y la entrega de la hermana Cecilia para que la Iglesia reconozca su santidad.
Cecilia María nació en San Martín de los Andes, Neuquén, pero fue en el monasterio de las Carmelitas Descalzas de Santa Fe donde encontró su vocación religiosa. En sus últimos días, la imagen de su sonrisa serena, a pesar del cáncer terminal que padecía, conmovió a miles de personas y generó un gran impacto en la comunidad. La foto reflejaba una paz que no se correspondía con el sufrimiento físico, pero que evidenciaba su profunda fe en Dios y su aceptación del sufrimiento.
Según el Padre Andrés, “lo importante es tratar de descubrir qué hay detrás de la sonrisa. No es una sonrisa improvisada para la foto, sino que nace de una profunda experiencia de fe, de saberse hija de Dios y afrontar, como hija de Dios, los momentos de dificultad”.
Desde su fallecimiento, numerosos testimonios han destacado su capacidad para transmitir paz y esperanza a aquellos que la conocieron. Su actitud serena y su carácter amable continúan siendo recordados por quienes compartieron su vida religiosa.