El viernes pasado por la tarde, un colectivero se convirtió en partero en una unidad de la línea 13. En diálogo con LT10, el protagonista contó la inusual experiencia, que afortunadamente tuvo final feliz.
"Pareció una eternidad, pero duró solo tres minutos", comenzó Daniel Meyer. "Íbamos subiendo el Oroño y a la mitad, empieza con contracciones la mamá, me lo hace saber, y ahí automáticamente me tiro a la derecha, pongo balizas y activo el botón antipánico".
Entonces, "fui tratándola de llevar de la mejor manera, dentro de los nervios, porque esto no es algo de todos los días, que nazca un bebé arriba de un colectivo", reflexionó, conmovido.
Hubo un momento de mucha tensión en ese colectivo de la línea 13: "el bebé tenía dos vueltas de cordón y nació sin signos de vida, no respiraba", relató Daniel. Ante ello, reaccionó inmediatamente llamando al 107: "quería que me digan los pasos a seguir".
Además de la colaboración de la operadora del servicio de emergencias, contó con el apoyo de tres pasajeras. Una de ellas agarró al recién nacido y le sacó las dos vueltas de cordón. "El accionar de todas, y de la Policía , fue excelente. Es como si hubiera estado todo planeado", celebró.
Tras comentar la reacción de sus compañeros cuando se enteraron de lo que había vivido, el trabajador siguió: "cuando llegó la ambulancia sentí el doble de alivio porque lo primero que yo quería era que el bebé y la mamá estuvieran atendidos por el 107. Para traer una vida se necesitan protocolos (todo sanitizado, guantes, cofia, etc.)". No obstante, concluyó: "Esto va a quedar grabado para siempre. Para mí y en esa familia".