La historia del pateador es medio héroe y villano. Y eso es algo con lo que conviven aquellos que se encargan de ejecutar los envíos a los palos en los equipos de rugby. Nicolás Sánchez es un claro ejemplo de eso.
Recientemente, el Cachorro habló de este rol en el Podcast de Jockey Club, donde marcó algo que descubrió casi por casualidad que lo hizo mejorar su efectividad y enfocarse de una mejor manera antes de la ejecución.
"No considero que técnicamente sea un gran pateador, pero mirando para adentro y situaciones que había vivido anteriormente, detectamos como obtenía mi mejor versión que era casi siempre estando enojado", contó.
Y el 10 tucumano recordó una situación especial en su paso por uno de los equipos de París. "Hubo una situación en un partido con el Stade Francais, que yo había arrancado el partido de titular y otro pateador entró de fullback y por la cucaracha del entrenador escuché 'que patee el otro pateador'”, señaló.
“Eso me hizo enojar mucho y empecé a patear con un foco distinto, con un enojo que me potenció un montón. Descubrimos que estando enojado yo era mucho más eficiente y tenía un foco más claro", agregó Nico.
Por eso, Sánchez le metió con todo a ese aspecto mental y sostuvo: "Tratamos de buscar ese enojo inventando alguna situación e inventando que alguien me decía que no la iba a meter. Yo me calentaba internamente con algo que no existía y ponía la energía en la patada y la efectividad para que le sirva al equipo".